Un nuevo miércoles. Y como todos los miércoles paramos a reflexionar. En este caso sobre lo que estamos haciendo en nuestra carrera musical, lo que nos gusta, lo que se nos da bien y cómo combinar todo eso para encontrar «el sentido de la vida». No porque de repente me haya vuelto más filosófico aún que de costumbre, sino porque eso es lo que significa nuestra palabra de hoy: IKIGAI.
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Transcripción del episodio completo:
IKIGAI
Muy buenos días! Bienvenidas y bienvenidos a Coaching De Músicos
… el podcast en el que hablamos sobre conceptos, hábitos, técnicas, estrategias, conductas, habilidades y competencias del coaching pero enfocadas esta vez a la enseñanza musical y la vida del músico en general.
Porque sí, ¡los músicos también tenemos vida! Y aunque a veces se nos olvide, detrás de cada instrumento hay una persona! Así que vamos a dedicar un poco de tiempo cada día a hablar de esa persona, a hablar de ti: de tus necesidades, aspiraciones, deseos, ambiciones, valores, creencias, miedos, frustraciones… y todo lo que esté en nuestra mano. ¡Esto es Coaching De Músicos!
Hoy es miércoles 5 de diciembre de 2018 y este es el episodio 68 ya! Y como todos los miércoles paramos a reflexionar. En este caso sobre lo que estamos haciendo en nuestra carrera musical, lo que nos gusta, lo que se nos da bien y cómo combinar todo eso para encontrar «el sentido de la vida». No porque de repente me haya vuelto más filosófico aún que de costumbre, sino porque eso es lo que significa nuestra palabra de hoy: IKIGAI.
Pero antes, dejadme que os recuerde que toda la información, el podcast, el blog, las sesiones, los cursos online y todo lo que necesitéis, lo podéis encontrar en CoachingDeMúsicos.com.
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¿Que cómo podéis ver estos cursos? Pues muy fácil, vais a coachingdemusicos.com y ahí os registráis. Y si lo hacéis ahora, antes de que empecemos el siguiente curso, vais a mantener vuestro precio de 3€/mes para siempre, así que echadle un vistazo que estos cursos se acaban y llega el siguiente!
En el capítulo de hoy
Bueno, ha habido aluvión de suscripciones estos días, así que muchas gracias a todos y a todas. Creo que el nuevo sistema de cursos os está gustando, ¿no? Y después de decir esto, también tengo que decir que justamente ayer falló! Hubo un pequeño problema técnico, del que no me di cuenta hasta que volví por la noche a casa, y no había forma de acceder a la clase del martes. Pero ya debe estar solucionado, así que espero que ya podáis verlo sin problema!
¿Os he dicho alguna vez que me gustan los miércoles de reflexión? No hace falta pensar mucho en coaching ni en estrategias complicadas… simplemente pararnos un poco a pensar sobre algunos temas que vamos sugiriendo. Y además hacerlo a mitad de semana nos da también esa pequeña pausa para seguir con más fuerza y mejorando. Al menos es lo que me pasa a mí.
Pues hoy nos es que os traiga un tema para reflexionar, sino más bien una forma de reflexionar sobre algo de lo que vamos a hablar bastante las próximas semanas. Hoy hablamos del…
IKIGAI
¿Y eso qué es? Bueno, no es la primera vez que hablo de esto, y puede que yo me hayáis oido explicarlo si escucháis el podcast de Músicos Emprendedores, el que hacemos todos los miércoles junto a Miguel Galdón (un saludo Miguel). Pero en aquella ocasión lo enfocábamos a los proyectos de emprendimiento musical y a cómo enfocar o decidir esos proyectos. Os dejo en las notas del programa el enlace a aquel episodio.
Hoy vamos a verlo desde el punto de nuestra propia carrera como músicos. Tanto si somos estudiantes como si ya estamos en el mundo profesional.
Bueno, entramos en materia:
El sentido de la vida
La palabra IKIGAI viene de la cultura japonesa y significa algo así como «la razón de vivir» o «la razón de ser». Es un término compuesto por otras dos palabras: iki (生き), que se refiere a la vida, y kai (甲斐), que sería algo así como “la realización de lo que uno espera y desea”. Así que también se entiende como el sentido que damos a nuestra vida, o directamente el sentido de la vida.
De acuerdo con la cultura japonesa, todo el mundo tiene un IKIGAI, y aunque no lo haya encontrado todavía, todo el mundo vive (consciente o inconscientemente) buscando eso que da sentido a su vida. Muchas veces cuesta encontrarlo y requiere una búsqueda profunda en el interior de cada persona. Pero al final, cuando encuentras tu IKIGAI, todo cobra sentido.
Otro enfoque diferente al DAFO
Bueno, ¿no os parece que esto tiene mucho sentido en un podcast en el que hablamos de coaching? Y más aún, ¿en un podcast en el que hablamos de coaching de músicos? A los músicos se nos supone que somos todos felices, que vivimos de lo que nos gusta, que no nos podemos quejar, que nuestra pasión y nuestra vocación nos deberían llevar por un camino de rosas sin preocupaciones…
¿Cuántas veces os han dicho eso de… «bueno, pero tú haces lo que te gusta, así que bien, no?» Y qué, ¿bien? ¿o como todas las personas en el mundo, en cualquier profesión del mundo, tenemos muchas cosas en las que pensar y de las que preocuparnos…? Además, a no ser que tengamos la música como hobby, se supone que incluso querremos que nos paguen por eso que hacemos y que nos gusta tanto.
Pues a la hora de analizar esto, El IKIGAI nos da un punto de vista un poco diferente al DAFO del que ya hemos hablado mucho en este podcast. O al menos nos invita a reflexionar.
El IKIGAI del músico
Lo que hace es darnos cuatro pilares en los que pensar a la hora de buscar eso que da sentido a nuestra vida, ese rumbo, ese camino a seguir.
La representación del IKIGAI está formada por 4 círculos: 1 arriba, 1 abajo y 1 a cada lado del centro (os dejo una imagen, por supuesto, en las notras del programa).
Lo que me gusta
El primer círculo, el de arriba, representa lo que nos gusta. En nuestro caso, está claro que muchos de nosotros diremos que lo que nos gusta es la música. La música clásica en muchos casos o la música en general. Pero estoy seguro de que hay muchas más cosas en la vida que nos gustan. Así que estaría bien anotarlas todas. Y si puede ser un poco más específico, mejor, no decir solo «la música» sino por ejemplo, «tocar conciertos», eso es lo que me gusta.
Lo que se me da bien
A la izquierda tendríamos lo que se nos da bien, en lo que somos buenos. También puede ser que sea esto, que seamos buenos haciendo música. Pero quizás hay otras cosas en las que destacamos. O incluso dentro de nuestra actividad como músicos, puede que se nos dé mejor un instrumento, un estilo, una época… o directamente diferentes actividades dentro de la música que no son simplemente tocar un instrumento.
Recordad que ya un día estuvimos hablando, en el episodio 53, de aquello de «además de música, ¿qué más?«, qué otras habilidades requiere ser músico o nos pueden venir bien. Qué más sabemos hacer.
Lo que el mundo necesita
Después, en el círculo de la derecha tendríamos «lo que el mundo necesita». Y pensando en cosas específicas, no en «el mundo necesita paz» (que también, pero no nos ayuda mucho a tomar decisiones).
O «el mundo necesita menos gente comiendo carne» (que también). Pero si no está relacionado con lo que hacemos, con la música en este caso, no va a cuadrar mucho en nuestra búsqueda del IKIGAI.
Por lo que me pueden pagar
Y por último, en el círculo de abajo, estaría «algo por lo que nos pueden pagar». Algo que la gente estaría dispuesta a comprar, a consumir o a pagar por ello. El ejemplo más rápido que me viene a la cabeza es si la gente está dispuesta o no a pagar por un concierto o por otra actividad musical. Pues quizás por según qué tipo de actividad sí y por otras no, habría que verlo.
La conjunción de los círculos
Lo interesante cuando ya hemos pensado en estos cuatro círculos, es ver cómo confluyen unos con otros. Y qué hay en esa intersección.
Mi pasión
Por ejemplo, cuando se junta lo que nos gusta con lo que se nos da bien hacer, en lo que somos buenos, diríamos que hemos encontrado nuestra pasión.
Mi misión
En cambio cuando se junta lo que nos gusta con el círculo de la derecha, con el de lo que el mundo necesita, ahí estamos hablando de nuestra misión. Si el mundo lo necesita y nos encanta hacerlo, hemos encontrado esa misión.
Mi profesión
Por otro lado, en la intersección entre eso en lo que somos buenos y eso por lo que podrían pagarnos, esta nuestra profesión. De hecho, seguramente ya tendréis algo por lo que os pagan (ya sea dar clases, tocar en banda, en orquesta…), y si os siguen pagando por ello es que seguramente lo hacéis bien.
Lo cual no quiere decir que os guste, o que sea lo que os apasiona.
Mi vocación
Y por último tendríamos la intersección entre algo por lo que nos pueden pagar y además vemos que el mundo lo necesita. Ahí encontraríamos nuestra vocación.
Buscando una confluencia mayor
Qué ocurre, que ninguna de esas intersecciones nos asegura tener exactamente claro lo que debemos hacer o lo que daría sentido a nuestra vida, nuestro IKIGAI.
No me pagan
Por ejemplo, puede darse el caso de que algo nos guste mucho, seamos buenos haciéndolo, el mundo lo necesite, pero no nos vayan a pagar por ello. En ese caso… bueno, como hobby o como labor social desinteresada, la podríamos hacer, y seguro que nos enriquecería (espiritualmente, quiero decir), pero si no nos van a pagar por ello, al menos nuestra profesión no la dedicaremos a eso…
Estoy recordando ahora mismo varios compañeros que dedicaron un tiempo de su vida a viajar para ofrecer clases y conciertos (o talleres más bien) a algunos pueblos de países en África en los que la situación de los niños no era muy… digna, digamos. Claro, se les daba muy bien, les encantaba, y no hay duda de que el mundo necesita algo así. Pero el planteamiento era de voluntariado, con lo que a la larga, al menos como profesión principal no era sostenible.
Eso sí, les llenaba mucho.
No se me da bien
Por otra parte, imaginemos que algo nos gusta mucho, nos encanta, el mundo lo necesita e incluso es algo por lo que alguien pagaría. Pero… no se nos da bien, nos falta esa parte. Pues evidentemente, no va a ser tampoco algo sostenible, porque si no lo hacemos bien, si por ejemplo no damos buenas clases, por mucho que nos guste, a la larga dejaremos de dar esas clases. Y eso podría llevarnos a la incertidumbre sobre seguir haciéndolo o no, o por cuánto tiempo lo haremos.
No me gusta
Otra posibilidad es que algo se nos dé bien, sea algo necesario en el mundo e incluso nos puedan pagar por ello. Pero que no nos guste, que no nos apasione, por lo menos.
Supongamos que a mí no me apasionara enseñar a niños (o una vez más participar del proceso de enseñanza-aprendizaje junto a los niños). Puede que no se me diera mal, que me pagaran y que fuera necesario. Pero si no me gusta, si fuera algo que no me apasiona, no parecería muy buena idea, ¿no? acabaría siendo infeliz toda la vida haciendo algo que no es lo que quiero hacer. El IKIGAI dice que aquí acabaríamos sintiendo una sensación de vacío.
El mundo no lo necesita
O como último ejemplo, podríamos encontrar algo que sí que nos gusta, que nos podrían pagar y que se nos da bien. Pero que no lo necesite el mundo, o simplemente que haya tanto de eso, que el mundo no necesite alguien más haciendo lo mismo sin nada diferente que aportar.
En este caso, podríamos sentirnos satisfechos por hacerlo, pero a la larga sentiríamos también que no tiene sentido si nadie lo necesita.
Encontrando el IKIGAI
Bueno, hemos hecho un repaso a todos los círculos y a sus intersecciones. Pero lo más interesante aún no ha llegado. Y es cuando ahora sí encontramos algo que nos gusta, que se nos da bien, que el mundo necesita y por lo que nos van a pagar.
O lo que es lo mismo, combinamos nuestra profesión, nuestra vocación, nuestra pasión y nuestra misión. Que no parece fácil, ¿verdad?
Aquí sí es donde diríamos que hemos encontrado nuestro IKIGAI, eso que da sentido a nuestra vida, que hace que lo que hacemos cada día (levantarnos pronto, estudiar, trabajar miles de horas, sacrificar otras cosas, gastar dinero en material y agotar nuestra mente) que todo esto tenga sentido. Porque estamos haciendo lo que deseamos, se nos da bien, la gente necesita y nos va a permitir vivir de ello y seguir haciéndolo.
Reflexión
Y ahora la reflexión que llevamos esperando todo el episodio: «¿estamos haciendo eso?» «¿Hemos encontrado en la música y en lo que hacemos con ella nuestro IKIGAI?»
Pues este va a ser el tema sobre el que reflexionemos el próximo miércoles y algunos de los siguientes, porque veremos varios casos en los que una persona ha visto que no, que lo que hacía no era exactamente todo eso que hemos hablado.
Pero no os adelanto más. El próximo miércoles empezamos con esta reflexión.
Contadme lo que pensáis
Por el momento espero a que me contéis qué pensáis de todo esto. Qué reflexión hacéis sobre vuestro propio IKIGAI.
Y sobre cualquier cosa que queráis contarme, porque ya sabéis que “todo esto solo tendrá sentido si es exactamente lo que vosotras y vosotros queréis”.
Así que espero vuestros comentarios, ya sea en Facebook, en las reseñas de iTunes, en los comentarios de iVoox o directamente en coachingdemusicos.com/contactar.
Mañana es jueves y aunque sea un día festivo por aquí, no podemos faltar porque toca hablar de productividad. Así que aquí estaremos a partir de las 7:11 de la mañana
Mientras tanto, os deseo un día estupendo y ¡NOS ESCUCHAMOS MAÑANA!